En esta ocasión visito el ayuntamiento de Campoo de Enmedio, situado en el centro de la Comarca de Campoo, su territorio abarca 91 km2 y en el mismo nos encontramos 16 núcleos de población, Aldueso, Aradillos, Bolmir, Cañeda, Celada Marlante,Cervatos, Fombellida, Fontecha, Fresno del Rio, Horna del Ebro, Matamorosa (capital), Morancas, Nestares, Requejo, Retortillo y Villaescusa. 3.800 habitantes suman todos estos pueblos.
Sin duda, lo más sobresaliente de la Historia Antigua de Campoo de Enmedio fue haber sido el lugar de emplazamiento del mayor tesoro que los romanos dejaron en Cantabria: Iuliobriga. Esta ciudad de Hispania ha legado unos restos arqueológicos que permiten conocer el urbanismo y los modos de vida de la época altoimperial. La ciudad (que une el nombre de la familia imperial de los Iulii en memoria de Julio César al sufijo briga de origen celta) fue fundada hacia la segunda década del siglo I después de la conclusión de las Guerras Cántabras como eje y punto de control de las comunicaciones que partían desde Pisoraca (Herrera de Pisuerga) en la Meseta y Portus Blendium (identificada con Suances) y Portus Victoriae Iuliobrigensium (identificada con Santander) en el litoral cantábrico. El nacimiento de la población, al sur de la cual se estableció, hasta su traslado al frente germánico, la Legio IIII Macedonica, sirvió para controlar y romanizar el territorio recientemente conquistado, circunstancias que llevan a suponer que se trató durante los primeros tiempos de una civitas stipendiaria. A finales del siglo, no obstante, es probable que Julióbriga se transformara en municipium, al calor de la concesión durante el gobierno de Vespasiano (69-79 d C) del derecho latino a toda Hispania de que informa Plinio. Es en estos años cuando la ciudad conoció un aumento de la actividad comercial con la cuenca del Ebro (indicado por la presencia de cerámica sigilata procedente de alfares de la cuenca del Najerilla en La Rioja). Este incremento de los intercambios continuó durante buena parte del siglo II con la dinastía de los Antoninos. Iuliobriga no permaneció, sin embargo, al margen de los avatares que afectaban al conjunto del Imperio y también padeció los problemas administrativos, económicos y militares que se multiplicaron desde finales de este periodo y se agudizaron durante dinastía de los Severos. Ésto se tradujo en un empeoramiento y decadencia de la vida urbana y la proliferación de las villas rurales (en las cercanías de Iuliobriga se encuentran restos romanos en Camesa-Rebolledo (Valdeolea) y en Santa María de Hito (Valderredible). Además de estos factores globales, al progresivo abandono del enclave romano de Campoo contribuyeron también dos episodios especialmente dramáticos como la la peste que afectó a la zona hacia mediados del siglo III y la invasión, poco después, de los francos procedentes de la Galia.
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